Informe OMS propone medidas urgentes para revertir obesidad
La Organización Mundial de la Salud ha publicado un informe señalando que la epidemia mundial de obesidad puede ser controlada. Se evitaría así alcanzar los 1.500 millones de obesos en 2015, mediante nuevas políticas mundiales relacionadas con la alimentación y la agricultura. El informe hace énfasis en la importancia de luchar contra el consumo desmedido de comida rápida.
Investigadores de EEUU e Irlanda calcularon el número de compras de comida rápida por habitante entre el año1999 y 2008 en 25 de países de ingresos altos y los compararon con las cifras de índice de masa corporal (IMC) en los mismos países durante el mismo periodo de tiempo. (Un IMC de 25 o más indica sobrepeso y un IMC de 30 o más obesidad)
Los resultados mostraron que mientras el número medio de compras anuales de comida rápida por habitante aumentó de 26,61 a 32,76, el IMC promedio se incrementó de 25,8 a 26,4. Por tanto, cada aumento de 1 unidad en el número medio de compras de comida rápida por habitante, se asoció con un incremento del 0,0329 en el IMC durante el periodo de estudio.
El estudio se centra en los países de altos ingresos, pero los resultados también serían de utilidad para los países en desarrollo.
Los datos muestran que la compra comida rápida por habitante aumentó en los 25 países estudiados. Encabeza esta lista Canadá, le siguen Australia, Irlanda y Nueva Zelanda, mientras que Italia, Holanda, Grecia y Bélgica son los países en los que el incremento ha sido más bajo.
Puntos claves para controlar la pandemia
El informe sugiere algunas medidas que los gobiernos podrían adoptar para revertir la epidemia de obesidad, que permitan impedir la difusión de los productos alimentarios ultraprocesados. Dichas medidas incluirían:
1) Incentivos económicos para los productores de alimentos saludables y frescos en lugar de alimentos procesados, así como ayuda para cultivar frutas y hortalizas.
2) Desincentivar económicamente a las industrias de comida rápida, alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas e imponer un impuesto a estos alimentos.
3) Un control más estricto de la publicidad de comida rápida y bebidas, especialmente la dirigida a niños.
4) Regulaciones comerciales que disuadan de la importación y el consumo de comida rápida, alimentos ultraprocesados y bebidas.
5) Sistemas de etiquetado más eficaces, sobre todo para los alimentos ultraprocesados, que incluiría la comida rápida y bebidas.
6) Políticas de zonificación para controlar el número y tipo de establecimientos de comida
En síntesis, el consumo de comida rápida es un indicador independiente del índice de masa corporal promedio en países de altos ingresos. Las políticas que favorecen la falta de regulación del mercado, pueden contribuir a la epidemia de obesidad, ya que facilitan la difusión de la comida rápida.
Fuente: Boletín OMS Febrero 2014
Investigadores de EEUU e Irlanda calcularon el número de compras de comida rápida por habitante entre el año1999 y 2008 en 25 de países de ingresos altos y los compararon con las cifras de índice de masa corporal (IMC) en los mismos países durante el mismo periodo de tiempo. (Un IMC de 25 o más indica sobrepeso y un IMC de 30 o más obesidad)
Los resultados mostraron que mientras el número medio de compras anuales de comida rápida por habitante aumentó de 26,61 a 32,76, el IMC promedio se incrementó de 25,8 a 26,4. Por tanto, cada aumento de 1 unidad en el número medio de compras de comida rápida por habitante, se asoció con un incremento del 0,0329 en el IMC durante el periodo de estudio.
El estudio se centra en los países de altos ingresos, pero los resultados también serían de utilidad para los países en desarrollo.
Los datos muestran que la compra comida rápida por habitante aumentó en los 25 países estudiados. Encabeza esta lista Canadá, le siguen Australia, Irlanda y Nueva Zelanda, mientras que Italia, Holanda, Grecia y Bélgica son los países en los que el incremento ha sido más bajo.
Puntos claves para controlar la pandemia
El informe sugiere algunas medidas que los gobiernos podrían adoptar para revertir la epidemia de obesidad, que permitan impedir la difusión de los productos alimentarios ultraprocesados. Dichas medidas incluirían:
1) Incentivos económicos para los productores de alimentos saludables y frescos en lugar de alimentos procesados, así como ayuda para cultivar frutas y hortalizas.
2) Desincentivar económicamente a las industrias de comida rápida, alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas e imponer un impuesto a estos alimentos.
3) Un control más estricto de la publicidad de comida rápida y bebidas, especialmente la dirigida a niños.
4) Regulaciones comerciales que disuadan de la importación y el consumo de comida rápida, alimentos ultraprocesados y bebidas.
5) Sistemas de etiquetado más eficaces, sobre todo para los alimentos ultraprocesados, que incluiría la comida rápida y bebidas.
6) Políticas de zonificación para controlar el número y tipo de establecimientos de comida
En síntesis, el consumo de comida rápida es un indicador independiente del índice de masa corporal promedio en países de altos ingresos. Las políticas que favorecen la falta de regulación del mercado, pueden contribuir a la epidemia de obesidad, ya que facilitan la difusión de la comida rápida.
Fuente: Boletín OMS Febrero 2014
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