Nuevo envase con proteína de suero
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Las proteínas de suero constituyen una nueva forma de producir biomaterial destinado a la creación de envases alimentarios. Según los expertos responsables del estudio, las proteínas de suero utilizadas para la fabricación de envases tienen la capacidad de "alargar la fecha de caducidad".
Los envases alimentarios cumplen la función de lograr que los alimentos se conserven en condiciones óptimas durante más tiempo. Para conseguirlo, éstos han de prevenir la oxidación causada por la exposición al aire o los efectos del calor o luz. Además de esta función, cada vez se busca más que los materiales con los que se fabrican los envases sean reciclables y respetuosos con el medio ambiente.
El proyecto europeo WHEYLAYER (Películas plásticas recubiertas de proteína sérica para reemplazar polímeros caros y aumentar su capacidad para ser reciclados) ha utilizado la proteína del suero de leche para la creación de un biomaterial destinado a entrar en contacto con alimentos y protegerlos de las amenazas externas.
El oxígeno, humedad, contaminación química y biológica son las cuatro amenazas principales de todo proceso de conservación de los alimentos. Conseguir aislarlos de todos estos factores constituye una de las garantías para alargar la vida útil y, por tanto, mejorar la conservación. La mezcla de estas sustancias con otros aditivos permitidos para el uso alimentario, forma una multicapa con efectos conservadores, actuando como una barrera aislante.
Reciclado contra el oxígeno
En la industria alimentaria, la oxidación de las grasas, aceites y otros componentes provoca la pérdida de nutrientes. Por tanto, la protección contra el oxígeno es un requisito fundamental del envasado. Recientes estudios revelan que el suero de la leche, actúa como una buena barrera de la humedad (biopolímero). Con esta técnica, se consigue además un material que no solo protege los alimentos y los "aísla" de las amenazas externas, sino que se obtiene un material reciclable.
El objetivo del proyecto WHEYLAYER es múltiple: buscar una salida comercial a la proteína de suero, en sustitución de los derivados de petróleo que se utilizan, y mejorar el aspecto biodegradable de este nuevo material.
Nuevos materiales en contacto con alimentos
A fines del 2011, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) aprobaba tres nuevos polímeros de plástico para entrar en contacto con alimentos. El panel de expertos examinaba la incorporación de nuevas sustancias después de recibir la petición formulada por Francia y el Reino Unido. En el ámbito de la inocuidad alimentaria, se entiende que un material que entra en contacto con los alimentos no solo es un material que procede de los envases (plástico, latas), sino que también se refiere a los utensilios de preparación (cacerolas, sartenes, cubiertos o platos) y a la maquinaria que se destina a la producción. En todos y cada uno de estos pasos, el material puede alterar las propiedades organolépticas del alimento o transferir sus componentes al alimento.
Las sustancias que pueden migrar son los monómeros, ciertos aditivos y otras impurezas. Los factores que influyen son la temperatura, el tiempo que pasan en contacto y la naturaleza y volumen del alimento y del material. Para reducir al máximo la migración de sustancias no deseadas, la Unión Europea cuenta con normativas específicas que garantizan un uso seguro de cada uno de los materiales que entran en contacto con los alimentos.
Fuente: consumer.es
Los envases alimentarios cumplen la función de lograr que los alimentos se conserven en condiciones óptimas durante más tiempo. Para conseguirlo, éstos han de prevenir la oxidación causada por la exposición al aire o los efectos del calor o luz. Además de esta función, cada vez se busca más que los materiales con los que se fabrican los envases sean reciclables y respetuosos con el medio ambiente.
El proyecto europeo WHEYLAYER (Películas plásticas recubiertas de proteína sérica para reemplazar polímeros caros y aumentar su capacidad para ser reciclados) ha utilizado la proteína del suero de leche para la creación de un biomaterial destinado a entrar en contacto con alimentos y protegerlos de las amenazas externas.
El oxígeno, humedad, contaminación química y biológica son las cuatro amenazas principales de todo proceso de conservación de los alimentos. Conseguir aislarlos de todos estos factores constituye una de las garantías para alargar la vida útil y, por tanto, mejorar la conservación. La mezcla de estas sustancias con otros aditivos permitidos para el uso alimentario, forma una multicapa con efectos conservadores, actuando como una barrera aislante.
Reciclado contra el oxígeno
En la industria alimentaria, la oxidación de las grasas, aceites y otros componentes provoca la pérdida de nutrientes. Por tanto, la protección contra el oxígeno es un requisito fundamental del envasado. Recientes estudios revelan que el suero de la leche, actúa como una buena barrera de la humedad (biopolímero). Con esta técnica, se consigue además un material que no solo protege los alimentos y los "aísla" de las amenazas externas, sino que se obtiene un material reciclable.
El objetivo del proyecto WHEYLAYER es múltiple: buscar una salida comercial a la proteína de suero, en sustitución de los derivados de petróleo que se utilizan, y mejorar el aspecto biodegradable de este nuevo material.
Nuevos materiales en contacto con alimentos
A fines del 2011, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) aprobaba tres nuevos polímeros de plástico para entrar en contacto con alimentos. El panel de expertos examinaba la incorporación de nuevas sustancias después de recibir la petición formulada por Francia y el Reino Unido. En el ámbito de la inocuidad alimentaria, se entiende que un material que entra en contacto con los alimentos no solo es un material que procede de los envases (plástico, latas), sino que también se refiere a los utensilios de preparación (cacerolas, sartenes, cubiertos o platos) y a la maquinaria que se destina a la producción. En todos y cada uno de estos pasos, el material puede alterar las propiedades organolépticas del alimento o transferir sus componentes al alimento.
Las sustancias que pueden migrar son los monómeros, ciertos aditivos y otras impurezas. Los factores que influyen son la temperatura, el tiempo que pasan en contacto y la naturaleza y volumen del alimento y del material. Para reducir al máximo la migración de sustancias no deseadas, la Unión Europea cuenta con normativas específicas que garantizan un uso seguro de cada uno de los materiales que entran en contacto con los alimentos.
Fuente: consumer.es
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